El congreso que pudo haber sido y no fue

por Diego Luis Fernández

Diego Luis Fernández

Diego Luis Fernández, en este magnífico artículo publicado en Cuadernos Gitanos (del cual ROMALIFE se ha autoconcedido la licencia de cambiar el titular) analiza el contexto histórico político del paradigmático Congreso de Londres de 1971, apostando por el reconocimiento de los instrumentos jurídicos internacionales del Pueblo Gitano como un pueblo, como una nación cultural que vive en diferentes estados y es ciudadana, por ende, de distintos países. Para ello traza un recorrido histórico desde dicho congreso hasta la actualidad, poniendo en valor las causas y consecuencias de los procesos políticos surgidos desde entonces. Del mismo modo, impele a la celebración del Congreso ‘pendiente’ de París con el fin de conferir unidad, que en la actualidad, y desgraciadamente, no se da, en el ámbito internacional de las instituciones gitanas. El director del Instituto de Cultura Gitana aboga por la unidad y por no ceder en el empeño de conseguir que la cultura gitana sea declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad.


He tenido el honor, en los últimos 30 años, de participar en multitud de foros internacionales. En todos ellos subyacía una reivindicación común, avanzar en la unidad desde la diversidad del Pueblo Gitano. El lungo drom, el largo camino, no ha terminado. Nuestros antepasados lo iniciaron saliendo desde las altas montañas de Punyab, pasando a través de la noche de plata persa, del frío de las estepas rusas o el calor del desierto de Egipto, enriqueciendo nuestra cultura con nuevas aportaciones.

Nuestra historia es la historia de un Pueblo que intentó pintar un mosaico de la humanidad con teselas que encontró en diversas tierras. Nuestros antepasados sufrieron mucho para reunir tantas piezas. Ahora nosotros debemos componer el mosaico y mostrarlo en todo su esplendor. Si queremos culminar la obra de nuestros antepasados debemos tener en cuenta que, aunque las piezas del mosaico sean históricas, nosotros debemos dibujar el presente y el futuro. El tiempo de los gitanos comenzará en el momento en que nos demos cuenta de nuestra responsabilidad y comencemos a dibujar el mosaico. Nosotros, esta generación, plasmará el futuro con piezas traídas de Oriente por nuestros ancestros transitando la Ruta de la Seda en Samarkanda o Qairuán, con las voces de las familias que cruzaron Europa o África hasta España y de ahí hasta la América que tanto queremos, con los sonidos de los gitanos que acompañaron a Magallanes y Elcano en la primera vuelta al mundo, con la sangre derramada en los sucesivos intentos de exterminio.

Queridos hermanos, gitanos de todo el mundo, no desfallezcamos, tengamos la convicción de que el Pueblo Gitano es fuerte y que nuestras raíces son profundas y que conseguiremos nuestros objetivos, que no son otros que el reconocimiento en los instrumentos jurídicos internacionales del Pueblo Gitano como un Pueblo, una nación cultural que vive en diferentes Estados y es ciudadana, por tanto, de diferentes países.

«...que el Pueblo Gitano es fuerte y que nuestras raíces son profundas y que conseguiremos nuestros objetivos, que no son otros que el reconocimiento en los instrumentos jurídicos internacionales del Pueblo Gitano como un Pueblo, una nación cultural que vive en diferentes Estados y es ciudadana, por tanto, de diferentes países»

Conmemoramos este año 2021 el 50 aniversario del histórico Congreso de Londres y, quizá, sea el momento oportuno para hacer un análisis de las circunstancias en que tuvo lugar dicho Congreso y, sobre todo, sobre el camino que debemos recorrer en el futuro. He creído que la idea que une ambas realidades es explicar que aún se haya pendiente de celebración el histórico Congreso de París en el marco de la UNESCO, que nunca pudo realizarse por diferentes circunstancias que explicaremos en el desarrollo de la actual ponencia. En realidad, la reunión gitana en el internado de Cannock House, en el extrarradio de Londres entre el 8 y el 12 de abril de 1971, inicialmente solo era una reunión preparatoria del gran Congreso Gitano que debía

celebrarse posteriormente en el edificio de la UNESCO en París, tal y como planteó al inicio de la reunión el presidente del Comité Internacional Rom, Vanko Rouda. Los asistentes a la reunión de Cannock House no aceptaron la propuesta de Rouda y declararon aquella reunión preparatoria el primer Congreso Internacional Romaní. Rouda aceptó democráticamente la decisión tomada, pero siguió emplazando a los asistentes a un Congreso que debía celebrarse dos años después en la UNESCO en París, sin que finalmente tuviese lugar la celebración por múltiples motivos que intentaré explicar y que tienen que ver, en parte, con el miedo o al menos, con la desconfianza hacia quienes lideraban el movimiento gitano. Un miedo que era la traslación a la realidad gitana del mundo de bloques comunistas-capitalistas que nos dejó dibujada el final de la Segunda Guerra Mundial. En cualquier caso, la reunión de Cannock House o el Congreso de Londres fue efectiva aprobándose, entre otros avances, los símbolos de nuestro pueblo: la bandera gitana, el himno Gelem Gelem y la declaración del 8 de abril como el día de la Nación Gitana. El segundo Congreso tuvo lugar en Ginebra en 1978 con clara influencia de Mateo Maximoff constituyéndose la Unión Romaní Internacional. Luego dedicaremos algún tiempo a explicar la situación actual de esta organización que nos debe representar a todos y que, desafortunadamente, tiene claros problemas internos.

Mi ponencia se centrará, por tanto, en el análisis del contexto histórico político en el que tuvo lugar el Congreso de Londres de 1971, quienes lo organizaron y para qué se organizó. Luego haremos un breve repaso por lo ocurrido en estos 50 años transcurridos para explicar la necesidad, en mi opinión, de cumplir con el objetivo de los pioneros del movimiento gitano internacional celebrando un Congreso en Naciones Unidas en el edificio de la UNESCO en París. Comprenderán, por tanto, que es una ponencia complicada y, sobre todo arriesgada, especialmente en cuanto a la valoración de personas e instituciones. Pero, aún a pesar de ello, considero que es necesario abordarla transmitiendo por anticipado mis disculpas a quien pueda sentirse concernido por mis valoraciones personales que, créanme, nacen con la mejor de las intenciones.

EL CONGRESO DE LONDRES DE 1971: CONTEXTO POLÍTICO

El Congreso de Londres es el acontecimiento más importante de la historia reciente del Pueblo Gitano y significó el inicio del movimiento internacional de reclamación de los derechos romaníes. Relataré aquellos factores que formaban parte del contexto político en el que se desarrollaron las consecuencias del nazismo, la política de bloques, el despertar de las religiones y la concentración de gitanos en los extrarradios de las grandes ciudades.

El nazismo

La llegada al poder de los nazis a partir de los años 30 del pasado siglo abrió un periodo lúgubre de la historia de la humanidad, iniciándose el exterminio de diferentes minorías como la gitana El Congreso de Londres es el acontecimiento más importante de la historia reciente del Pueblo Gitano y significó el inicio del movimiento internacional de reclamación de los derechos romaníes Congreso de Londres 1971 Congreso de Ginebra 1978.

Está pendiente un Congreso Internacional Gitano en la UNESCO en París o la judía. Más 500.000 gitanos fueron asesinados en diferentes campos de exterminio como Auswitz-Birkenau, Treblinka, Jasenovac, Chelmo y otros. Los gitanos no solo fueron perseguidos en Alemania, sino también en todos los países controlados por la maquinaria nazi como la Rumania de Ion Antonescu, la Hungría del partido de la cruz flechada o la Croacia del general Pavelic. Muchos gitanos lucharon contra los nazis junto a los resistentes partisanos y otros muchos huyeron a diferentes países. A pesar de ello, los asesinatos fueron masivos y la población gitana fue diezmada en Europa siendo conocido este exterminio como el Samudaripen. Intelectuales de la talla de Mateo Maximoff, Bronislawa Wajs Papusza o Chaya Stoika vivieron personalmente los campos de concentración y la muerte de sus familiares. Sin embargo, las reclamaciones previas a 1971 que se estaban formulando ante los tribunales alemanes estaban siendo desestimadas.

En realidad, en aquella época no había un reconocimiento del exterminio causado a los gitanos insistiéndose, se decía, que “la escasa cantidad de gitanos ingresados lo habían sido por una estricta cuestión social y no por un mandato de exterminio del régimen nazi”. Este injusto tratamiento judicial por parte de la Alemania capitalista posterior a la Segunda Guerra Mundial, motivó una efervescencia gitana que reclamaba el derecho que correspondía a los gitanos por crímenes de guerra. Los gitanos consideraban que no solo en Alemania, sino en otros países, se intentaba silenciar lo ocurrido. Este holocausto olvidado contrastaba, evidentemente, con el apoyo internacional que se había dado a la cuestión judía a la que, incluso, se había apoyado por Naciones Unidas para la creación de un Estado.

La política de bloques

Tras la Segunda Guerra Mundial el mundo se dividió entre comunistas y capitalistas, iniciándose un periodo que fue conocido como la Guerra Fría. Los gitanos no solo habían sido exterminados por los nazis e ignorados por las potencias vencedoras de la guerra como un Pueblo a quien se intentó exterminar, sino que, además, la política de bloques nos había dividido a un lado y al otro del Danubio, separados por el llamado telón de acero. Muchas familias gitanas, acostumbradas al nomadismo en Europa, se encontraron divididas por una estricta razón de ideología política radicalizada por parte de los unos y los otros. Muchos gitanos no entendían lo que ocurría y evidentemente insistían en la búsqueda de soluciones de reagrupamiento familiar.

La imposibilidad del mismo, agravada a partir de la Primavera de Praga, fue generando un enorme sentimiento de frustración.

Por otro lado, algunos países querían superar la política de bloques y constituyeron el movimiento de países no alineados liderado por dos Estados, Yugoslavia e India. En Yugoslavia vivían una gran cantidad de gitanos y, sobre todo, un buen número de intelectuales, políticos y artistas que fueron ayudados por el mariscal Tito para poner la cuestión gitana en la agenda política internacional. En este mismo sentido, India liderada desde 1966 por una líder excepcional como fue Indira Ghandi, era una gran aliada de la causa gitana al considerar que los gitanos eran hermanos que en tiempos históricos habían emigrado desde India.

El despertar de las religiones

La controvertida figura de Eugenio Pacelli, Pio XII, en relación con el nazismo ,que evidentemente no vamos a analizar en esta ponencia, hizo que el siguiente papa, Angelo Roncalli que adoptó el nombre de Juan XXIII, abriera una nueva época en la iglesia católica mediante la convocatoria del concilio Vaticano II que, tras la muerte del mismo, fue continuada por Pablo VI, quien convocó la peregrinación de gitanos a Pomezia, donde afirmó que los gitanos no estaban al margen sino en el corazón de la iglesia católica. Esta apertura hacia los gitanos tuvo un enorme éxito, sobre todo en países como Italia y España que arrancaron un incipiente asociacionismo gitano.

Por otro lado, las Asambleas de Dios surgen como un movimiento religioso en Francia, creándose un movimiento pentecostal gitano con enorme éxito en diferentes países con una pastoral muy divulgativa, consiguiendo que los gitanos fueran protagonistas de transmitir la palabra de Dios. Este movimiento protestante religioso hizo que algunos líderes gitanos se convirtiesen en pastores, tales como el gran escritor gitano Mateo Maximoff que había creado en Saint Denis, uno de los suburbios de Paría una iglesia pentecostal gitana, la vie et la lumiere (la vida y la luz).

La concentración gitana en barrios periféricos de las grandes ciudades

A partir de los años 60 del pasado siglo buena parte de gitanos habían abandonado el nomadismo concentrándose en los extrarradios de las grandes ciudades europeas. Este fenómeno fue muy evidente en Francia, especialmente en los arrabales de París, donde habían emigrado muchos gitanos procedentes del este europeo que huían del comunismo. También se concentraban gitanos procedentes de otros países como España que huían de guerras internas o del norte de África, especialmente Argelia, donde las guerras de descolonización habían sido traumáticas. El barrio de Montreuil Sous Bois de París, especialmente, era un punto de concentración gitano donde vivían líderes de la talla de Ionel Rotaru y Vanko Rouda, auténticos iniciadores del movimiento gitano internacional constituyendo a partir de 1959 una organización llamada la Comunidad Gitana Internacional o el Comité Internacional Rom, que establecieron delegaciones en diferentes países y sobre el que se sustentó el nacimiento de un activismo internacional.

EL CONGRESO DE LONDRES. PARTICIPANTES Y OBJETIVOS.

¿Quiénes participaron, pues, en el Congreso de Londres? ¿Cuáles fueron las fuerzas que se unieron para arrancar el primer Congreso Gitano Internacional?

En primer lugar, debemos citar la delegación central de París del Comité Internacional Rom. Estaba dirigida inicialmente, como hemos dicho, por Ionel Rotaru, cuya polémica y mediática personalidad tuvo luces y sombras. A él se debe, fundamentalmente, el nacimiento de un germen político de reclamación de los derechos del Pueblo Gitano siguiendo en buena medida la línea iniciada por el movimiento judío internacional. Rotaru había viajado a Israel para asistir al juicio que se efectuó al nazi, Adolf Eichmann secuestrado por el Mosad, los servicios secretos israelíes, en Argentina donde vivió años escondido y llevado en secreto a Israel. Eichmann, que fue uno de los grandes responsables de los campos de exterminio, reconoció también el genocidio cometido contra el Pueblo Gitano. Rotaru, recibía periodistas internacionales desde su humilde domicilio de Montreuil Sous Bois, explicando su proyecto de la creación de Romanesthan e insistía en un reconocimiento por Naciones Unidas de la causa gitana. En realidad, el proyecto de Rotaru era la creación de un Estado Gitano cuya ubicación planteaba en diferentes territorios, incluida la ciudad de Lyon en Francia, lo que provocó su seguimiento por los servicios secretos franceses y su expulsión del país. Para ello la policía francesa, alertada por los servicios secretos, utilizó diversas razones jurídicas que, en realidad, encubrían el miedo o al menos la preocupación de Francia por las posiciones políticas nacionalistas de Rotaru, que reclamaba la creación de Romanesthan en Francia.

Debemos tener presente que la Constitución de la V República Francesa diseñada por el presidente De Gaulle, establecía un Estado claramente centralista sin concesiones a la repartición del poder político en territorios, y desde luego no estaban dispuestos a transigir, ni de lejos, con las posturas nacionalistas de un líder como Rotaru que aspiraba a crear un Estado Gitano en el corazón de Europa. Francia, o los servicios secretos franceses, veían las propuestas de Rotaru más como una amenaza política que como el sueño de un idealista. Rotaru fue desacreditado por las autoridades, descrédito al que colaboró sin duda sus propias culpas, al proclamarse Rey de los Gitanos en una rocambolesca ceremonia transmitida por los medios franceses.

Expulsado de Francia Rotaru, asumió la dirección del Comité Internacional Rom el Secretario General, Jacques Dauvergnes cuyo nombre gitano era Vanko Rouda, parajurídico procedente de Argelia que había dirigido desde su nacimiento el periódico oficial de comité internacional Rom Romano Drom cuya más famosa declaración citamos a continuación: “Nosotros los gitanos somos símbolo de un mundo sin fronteras, de un mundo libre, donde las armas están prohibidas, donde cualquiera pueda vagar, sin restricciones, desde las estepas de Asia Central hasta las costas del Atlántico, desde las altas mesetas de Sudáfrica a los bosques de Finlandia”.

Vanko Rouda continuó los contactos iniciados por Rotaru ante la UNESCO e insistió en la convocatoria de un Congreso en París al que fuesen invitadas todas las delegaciones internacionales del Comité internacional Rom. La UNESCO, tan pronto compartía la puesta en marcha del Congreso como lo paralizaba, como consecuencia de la presión que sufría de los servicios secretos franceses. En cualquier caso, Rouda, abandonó el proyecto de la creación de Romanesthan considerándolo inviable, aunque insistió en la necesidad del reconocimiento político internacional de la causa del Pueblo Gitano. Hasta el último momento insistió en que ese reconocimiento internacional habría de efectuarse en el marco de la UNESCO. Junto a Rouda, la dirección del Comité Internacional Rom estaba compuesta de diferentes activistas importantes como su hermano, Leulea Rouda o el escritor, Mateo Maximoff que ya había abrazado la fe evangélica, habiéndose convertido en un reputado pastor al que seguían diferentes iglesias. También un grupo de artistas como el maestro de la balalaica, Jarko Jovanovic a quien se debe la creación del himno internacional gitano sobre la base de una canción tradicional, así como diferentes artistas que habían trabajado en el teatro Romen de Moscú y que la guerra había desplazado a París como la cantante, Raya Rudicova que, como otros asistentes, habían tenido familiares asesinado por el nazismo. Igualmente colaboraba con el comité internacional Rom, Jean Pierre Liegeois quien no pudo asistir a Londres por cuestiones personales y que luego se convirtió en un insigne profesor de la Universidad René Descartes de París.

La rama inglesa del comité internacional Rom estaba dirigida por Grattan Puxon, a la que pertenecían igualmente intelectuales de la talla de Thomas Acton o Donald Kenrich. La propuesta de realizar en Cannock House, un internado del sur de Londres una reunión preparatoria del Congreso de París fue de ellos, materializada gracias a la bondad del cocinero del colegio Bryan Raywid que era un antiguo traveller que se había asentado definitivamente y se encargó de la manutención de los asistentes convenciendo al director del colegio.

Los países comunistas del este enviaron delegaciones. La más numerosa fue la delegación yugoslava encabezada por el diputado y escritor, Slobodan Berbeski y el alcalde, Suto Otizari Faik Abdi. Igualmente enviaron delegaciones otros países comunistas como Checoslovaquia cuyos representantes tuvieron una polémica inicial con el doctor eslovaco, Jan Cibula que había huido a Suiza tras la entrada de los tanques soviéticos en la Primavera de Praga. Finalmente se aceptaron la presencia de Cibulla en el Congreso aunque manifestaron sus reservas.

Como hemos dicho Italia y España tenían un incipiente movimiento gitano vinculado a la iglesia católica tras el espíritu del concilio Vaticano II. Quizá el representante más destacado del Congreso en este sentido fue, Juan de Dios Ramírez Heredia, quien fue años más tarde eurodiputado y uno de los más respetados y reputados líderes internacionales de nuestro pueblo. Finalmente participó en el Congreso, Rajendra Rishi que era miembro de la embajada de India en Londres y a quien se debe la insistencia en situar los chakras o rueda india en la bandera gitana azul y verde. Igualmente participaron víctimas del nazismo como Melanie Spitta o intelectuales como Ronald Lee.

Todos ellos fundamentalmente trataban de poner la cuestión gitana en la agenda política internacional, reconociéndose el exterminio sufrido durante el régimen nazi y la necesidad de que las organizaciones internacionales oficializaran la existencia de nuestro Pueblo, así como los propios Estados. En realidad, la reunión de Cannock House fue, fundamentalmente, una reunión política. Esta es la razón por la que se aprobaron los símbolos del Pueblo Gitano (bandera e himno) y se declaró el 8 de abril como el día de la Nación Gitana, una nación cultural sin territorio pero con una historia y una cultura común.

EVOLUCIÓN POSTERIOR TRAS EL CONGRESO DE LONDRES

Los 50 años transcurridos desde el Congreso de Londres han tenido claramente una serie de consecuencias que trataré de resumir:

a) El esfuerzo realizado por los pioneros que participaron en Cannock House dio lugar a la creación de la Unión Romaní Internacional en el Congreso de Ginebra de 1978 que fue patrocinado por el Consejo general de iglesias pentecostales. Se consiguió el reconocimiento de la IRU (Unión Romaní Internacional en sus abreviaturas en inglés) como ONG en ONU en 1979 mejorando su Status en 1993 con categoría II. Igualmente se registró en Unicef en 1986.

Es muy complicado hablar brevemente de la evolución de la Unión Romaní Internacional, pero debo hacerlo. Ha habido aciertos incuestionables como el acuerdo de estandarización del romaní, ocurrido en el Congreso de Varsovia de 1990 bajo la influencia lingüística del gran intelectual gitano, Marcel Courthiade, o la declaración valiente al afirmar que el Pueblo Gitano es una Nación sin Estado realizada en el importante Congreso de Praga del año 2000. Pero, igualmente, debo afirmar la existencia de presidencias demasiado personalistas, que han desunido tristemente a nuestro Pueblo existiendo en este momento una situación insostenible con tres sectores enfrentados y presididos por personas diferentes que se reclaman los auténticos representantes de la Unión Romaní Internacional. Este proceso comenzó tras el fallecimiento del presidente, Florin Cioaba en 2013 y el precipitado nombramiento como nuevo presidente, su hijo, Dorin Cioaba, en Sibiu, su ciudad natal. Ello motivó la convocatoria de un nuevo Congreso por parte de importantes líderes internacionales de la Unión Romaní que no aceptaban el nombramiento de Cioaba en Sibiu, reuniéndose en Riga (Letonia) donde se nombró nuevo presidente a Normuds Rudevics. Este nombramiento no fue reconocido ni por el propio Dorin, ni por otro grupo importante de líderes internacionales que convocaron, a su vez, un nuevo Congreso en Skopje (Macedonia) en 2016 donde se nombró Presidente al periodista, Zoran Dimov. Por tanto, en este momento ninguno de los sectores reconoce a los demás y tenemos 3 presidentes internacionales de la Unión Romaní. Como se comprenderá, ésta es una situación inadecuada e insostenible que debemos corregir si la Unión Romaní internacional, como legítima representante del Pueblo Gitano, quiere abordar con garantías el futuro más inmediato.

«...en este momento tenemos tres presidentes internacionales de la Unión Romaní, y ninguno de los sectores reconoce a los demás. Como se comprenderá, ésta es una situación inadecuada e insostenible que debemos corregir...»

b) La visibilidad de las asociaciones gitanas nacionales y sus lobbys en los Estados y a nivel internacional motivaron una serie de resoluciones en organismos internacionales como Naciones Unidas, el Consejo de Europa, la Unión Europea, la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa, etc., incluso se constituyó con financiación del Consejo de Europa y de algunos Estados el European Roma travellers fórum; el foro europeo de gitanos y viajeros que funcionó entre el 2005 y el 2015 en que le fue retirada dicha financiación. La Comisión europea ha celebrado 3 cumbres (2008, 2010, 2014) en las que personas implicadas en el tratamiento de las políticas gitanas se reúnen para analizar estrategias que los diferentes Estados europeos deben enviar a la comisión. En general, las estrategias nacionales están realizadas por funcionarios guiados de mayor o menor complicidad con organizaciones, pero carecen de liderazgos gitanos y responden a un diseño claramente asistencialista. Evidentemente, no todos los Estados ignoran a los gitanos en sus propuestas, pero todos carecen de un tratamiento político de la cuestión gitana. Se realiza una sibilina redirección de los legítimos derechos del pueblo gitano a su representación política hacia una cuestión de pobreza y marginalidad. Muchas organizaciones en los Estados no se atreven a hablar con claridad, más por una cuestión de preservación de sus estructuras organizativas, que por una verdadera complicidad en el tratamiento de la cuestión gitana. Obviamente, esto debe corregirse con sensatez y prudencia, sin tremendismos, pero hablando con claridad, exigiendo liderazgos gitanos dentro de los Estados, al menos en el tratamiento de aquellas cuestiones que tengan que ver con nuestro Pueblo. Es evidente que hay un antigitanismo individual en algunos sectores de la sociedad que no tienen respuestas jurídicas adecuadas, pero es también evidente que existe un antigitanismo político al impedirse la creación de instrumentos que den voz propia a los gitanos. Es imprescindible y creo, urgente, dar un golpe en la mesa y retomar el protagonismo gitano en las iniciativas de los Estados que ha sido hurtado injustamente por las administraciones con estrategias diferentes, pero en todo caso, no admisibles. Estas estrategias son una demostración del antigitanismo líquido institucional que en mayor o menor medida practican los Estados.

«Es evidente que hay un antigitanismo individual en algunos sectores de la sociedad que no tienen respuestas jurídicas adecuadas, pero es también evidente que existe un antigitanismo político al impedirse la creación de instrumentos que den voz propia a los gitanos»

«La Comisión europea ha celebrado 3 cumbres (2008, 2010, 2014) en las que personas implicadas en el tratamiento de las políticas gitanas se reúnen para analizar estrategias que los diferentes Estados europeos deben enviar a la comisión. En general, las estrategias nacionales están realizadas por funcionarios guiados de mayor o menor complicidad con organizaciones, pero carecen de liderazgos gitanos y responden a un diseño claramente asistencialista»

c) Enlazado con lo anterior y no menos importante que la necesidad de un reconocimiento político del Pueblo Gitano en cada uno de los Estados y a nivel internacional, entiendo que es urgente poner en valor la cultura gitana. Sé que algunos de los congresistas verán en mis palabras solo una reafirmación de mi condición de director de la única fundación pública gitana en el mundo que forma parte del Ministerio de Cultura de un Estado tan simbólico para la cuestión gitana como es España.... Dirán ¿Qué va a decir el director del Instituto de Cultura Gitana?, pero créanme la cultura gitana es un gran valor y debemos explicarlo con convicción, sin complejos. Hemos sobrevivido por diferentes circunstancias, pero quizá lo que ha hecho que nuestro corazón gitano siga latiendo ha sido nuestra cultura. Muchos de esos valores culturales pueden ser útiles no solo a nosotros mismos, sino a la humanidad en su conjunto donde la postmodernidad ha ido perdiendo elementos fundamentales que, en nuestra opinión, son tan importantes como el aire que respiramos. El derecho a la protección de la naturaleza, de los bosques o de los ríos que tan importantes han sido para los gitanos; la necesidad de una gastronomía más natural; la protección del concepto de las familias extensas donde los mayores sean respetados; la concepción de la vida como un gran regalo que merece ser vivida en cada sorbo con alegría; una concepción del arte más inclusiva y no tan elitista al percibirse en acciones cotidianas; la protección de los animales; la flexibilización de las fronteras evitando tantas alambradas rígidas; la valoración de la artesanía; el derecho de los niños a jugar al aire libre; un concepto más espiritual del tiempo o el espacio; una educación más centrada en experiencias vividas y no tanto en elementos teóricos; una necesidad de incorporar la música como un lenguaje cotidiano, etc. Quizá, lo digo con humildad, pero también con orgullo, podamos ayudar a los demás a comprender y disfrutar de este rico patrimonio. En este sentido, desde el Instituto de Cultura Gitana pedimos desde hace años que la cultura gitana sea declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Creo que es una iniciativa que nos une a los gitanos y que une a los gitanos con los demás Pueblos de la tierra. Es bueno que se reconozca a los gitanos en positivo y no hay mejor sistema que reconocer nuestra cultura.

«...desde el Instituto de Cultura Gitana pedimos desde hace años que la cultura gitana sea declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Creo que es una iniciativa que nos une a los gitanos y que une a los gitanos con los demás Pueblos de la tierra. Es bueno que se reconozca a los gitanos en positivo y no hay mejor sistema que reconocer nuestra cultura...»

Estos 50 años desde el Congreso de Londres han tenido indudables aciertos y errores, pero en todo caso nos han aportado experiencias que debemos valorar si queremos avanzar hacia el futuro con garantías de conseguir objetivos reales. Creo que es de justicia celebrar ese Congreso en la UNESCO en París que nunca se hizo, a pesar de que los pioneros del movimiento gitano lo intentaron y reformular nuestras iniciativas. Las generaciones se van dando la mano unas a las otras, tomando el relevo y agradeciendo lo recibido para construir el tiempo en el que se vive. Hace 10 años, en esta misma fecha se celebró en la mítica ciudad de Granada un Congreso Mundial de Mujeres Gitanas en el que participaron muchas gitanas que venían de distintos países del mundo. Ellas titularon aquel Congreso “Sin miedo a la libertad”. Creo que debemos aprender de las mujeres gitanas y tomar este título “Sin miedo a la libertad”.

No voy ahora a hacer una relación de cuales sean los mimbres necesarios para abordar este Congreso de París que os propongo, un Congreso para el reencuentro de la Unión Romaní internacional, un Congreso para retomar en nuestras manos el protagonismo de las estrategias políticas del Pueblo Gitano y un Congreso que, como comprenderéis, me produce una especial alegría, un Congreso que declare la Cultura Gitana Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. No sé cuánto tiempo necesitamos para ponerlo en marcha. En cualquier caso, hay muchos deberes previos que abordar si queremos que sea efectivo. Pero lo importante no es el tiempo que tardemos, sobre todo, si pensamos que quienes lo soñaron a finales de los años 60 del pasado siglo nunca consiguieron realizarlo. A veces, más importante que las llegadas, son los caminos que se recorren porque en ellos se van generando sinergias de unos y de otros. Si me permiten la licencia con un punto de leal ironía a nosotros mismos, los gitanos nunca hemos llegado a ninguna parte... pero caminar sí que hemos caminado mucho.

«A veces, más importante que las llegadas, son los caminos que se recorren porque en ellos se van generando sinergias de unos y de otros. Si me permiten la licencia con un punto de leal ironía a nosotros mismos, los gitanos nunca hemos llegado a ninguna parte... pero caminar sí que hemos caminado mucho»

En fin, está pendiente un Congreso gitano en la UNESCO de París que se lo debemos a todos los líderes gitanos que lo intentaron sin éxito por razones diversas. También nos lo debemos a nosotros mismos si queremos seguir avanzando en alguna dirección y no dando vueltas a la farola porque ningún pueblo avanza si no sabe adónde va. Y también se lo debemos a nuestros hijos, que esperan de nosotros una hoja de ruta en el laberinto cultural, jurídico y político en el que estamos situados. Habrá yerba detrás de la montaña si nos atrevemos a subirla. Ánimo a todas y todos. Salud y libertad.