DANDO PÁBULO AL ANTIGITANISMO,

por Juan Jarque Jarque

Juan Jarque Jarque

Trazando un recorrido histórico del devenir del Pueblo Gitano, Juan Jarque Jarque, doctor en Historia Contemporánea, recomienda un ejercicio de veracidad al realizar definiciones del término Gitano. Refiriéndose a las acepciones en las últimas ediciones del Diccionario de la Lengua Española, concluye que éstas dan pábulo al antigitanismo pues plasman estereotipos infundados de forma taxativa. La acepción de ‘trapacero’, que tanto dio que hablar y a pesar de su modificación que no de su eliminación, supone un paso más en la larga carrera de la discriminación que atañe a la comunidad gitana. Todo ello y a pesar de que el rey Felipe VI, por primera vez en la historia, haya denominado compatriotas a los gitanos españoles.


Del pasado de los gitanos se ha escrito mucho, pero raramente lo hicieron ellos. No obstante, en líneas generales, los autores que se han referido al tema han contribuido al conocimiento de la persecución legal a la que estuvieron sometidos durante 479 años primero por la Corona, después por el Estado hasta 1978 y desde hace 600 años discriminados por la Sociedad española.

Hacia 1425 aparecieron en la Corona de Aragón los primeros peregrinos del Pequeño Egipto Menor, alegando una peregrinación que les había sido impuesta por siete años por el Papa. Posteriormente, a partir de 1448, llegaron otros peregrinos aduciendo los mismos motivos, pero desde Grecia y, éstos, se dieron a conocer como ‘grecianos’, pero unos y otros fueron denominados GITANOS en todo el territorio español.

Con el tiempo los gitanos pasaron de ser peregrinos con cierta aceptación, o al menos indiferencia, a confrontar el rechazo mientras se iniciaba la ofensiva legal para lograr un mayor control y obligarles al genocidio cultural (dejar de ser gitanos), primero entre 1499 y 1510 se aplicó exclusivamente en los territorios de la Corona de Castilla — la de Aragón disponía de independencia foral— . Más tarde, Fernando el Católico y su segunda esposa Germana de Foix (Isabel falleció en 1504) durante las Cortes de Monzón de 1510 promulgaron el fuero de Exilio Boemianorum —una versión similar a la Pragmática antigitana castellana— . Después los Habsburgo las dictaron, aunque muy parecidas, leyes específicas para cada una de las Coronas, el Reino de Navarra y las Indias. Mucho más copiosa en Castilla que en los otros territorios debido, presumiblemente, al elevado número de gitanos que vivaquearon en el territorio castellano lo que podía interpretarse como una amenaza. Sin embargo, la legislación decretada desde entonces y hasta 1783 no sirvió para dar solución al propósito perseguido que no era otra que la eliminación de la forma de vida de los gitanos para incorporarlos en el Reino al igual que los otros súbditos, aunque con muchos más límites, ya que no podían salir de sus domicilios sin permiso, ni montar en cabalgaduras, ni hablar en su propia lengua, ni vestir según sus costumbres, ni ejercer desde principios del siglo XVII otros oficios que no estuviesen relacionados con las tareas de la tierra. Todo ello bajo la amenaza de sanciones severas, destierro e incluso la muerte. Lo cual pone de manifiesto que no era nada fácil adaptarse al modo de producción imperante. A partir de septiembre de 1783, los ilustrados favorecieron la sedentarización de muchos gitanos al poder elegir la población, salvo en la Corte y los Sitios Reales, para avecindarse y trabajar prácticamente en todos los oficios lo que facilitó que muchos de ellos abandonasen la vida vagante. No hubo más luces que estas, el control y la desigualdad (en los ámbitos jurídico y social) continuaron vigentes hasta que en julio de 1978 fue derogada la Real Orden de 14 de mayo de 1943 que sometía a los gitanos a vigilancia específica por la Guardia Civil. Seis meses más tarde, la Constitución en su artículo 14 reconoció la igualdad de todos los españoles ante la ley. Desde entonces no existe discriminación legal, pero el antigitanismo y los prejuicios sociales han pervivido. Por lo cual, la historia de los gitanos en España se podría resumir afirmando que fueron aceptados como peregrinos, rechazados como gitanos y discriminados como españoles. Hecho que el gobierno ha reconocido recientemente.

«…la historia de los gitanos en España se podría resumir afirmando que fueron aceptados como peregrinos, rechazados como gitanos y discriminados como españoles. Hecho que el gobierno ha reconocido recientemente».

Los intereses políticos, religiosos y económicos, junto a la ignorancia y a la desinformación fueron las causas que moldearon los estereotipos que han tomado cuerpo en la imagen negativa y GENERALIZADA de la etnia gitana que aún persiste y que en gran medida han convertido a los gitanos en el epítome de lo indeseable.

Clichés que son, prácticamente, los mismos que ya recogieron y publicaron Sebastián Covarrubias en 1611, “gente perdida y vagabunda, inquieta, engañadora, embullidora” y la RAE en el Diccionario de Autoridades en 1734, que los presentó como:

“Cierta clase de gente que afectando ser de Egypto, en ninguna parte tienen domicilio y andan siempre vagueando. Engañan a los incautos, diciéndoles la buena ventura por las rayas de las manos y la fisonomía del rostro, haciéndoles creer mil patrañas y embustes. Su trato es vender y trocar borricos y otras bestias, y a vueltas de todo esto hurtar con grande arte y sutileza. Lat. Cingarus. Cervantes Novela: Los Gitanos y Gitanas parece que solamente nacieron en el mundo para ser ladrones”.

Añadiendo, a la descripción del término, el dictum de una conocida novela de Miguel de Cervantes, La Gitanilla, publicada en 1613 para hacer hincapié en que todos los gitanos y gitanas nacieron para ser ladrones. Es decir, los gitanos son los que no tienen domicilio, son vagos y desde su nacimiento son ladrones. Estereotipos que en la actualidad obedecen más a la ‘VERDAD PARTICULAR’ de una parte de la sociedad no gitana, que a la VERDAD.

Los gitanos que se asentaron en la Península provenían de dos grupos diferentes y se distinguían unos de otros por sus costumbres y ocupaciones: los egipcianos, según afirmó Pedro Salazar Mendoza, eran holgazanes, amigos de ir a caballo y de cometer hurtos, mientras que los grecianos trabajaban como herreros y eran más de engañar con palabras que de robar. A estos dos grupos de peregrinos —futuros GITANOS— se sumó un tercer grupo que fue cada vez más numeroso: los gitanoides, súbditos situados en los estratos más bajos de la sociedad que imitaron a los peregrinos egipcianos y grecianos: forma de vivir, traje y modales, para conseguir el mismo trato de favor que los peregrinos. De hecho, desde 1510 la legislación antigitana advierte que hay pobladores que imitan a los gitanos. Tenemos pues, tres grupos de procedencia y culturas distintas. Sin embargo, todos fueron etiquetados como GITANOS. Desde entonces, finales del siglo XV principios del XVI, comenzó la gestación del mito del Pueblo gitano como una comunidad homogénea y que sigue vivo aún hoy.

Respecto del estereotipo que los señala como gente nómada habría que hacer una reflexión, ya que todo apunta a que las salidas de los protogitanos del subcontinente indio se iniciaron a partir del siglo X a causa de los conflictos bélicos y en ese caso podríamos hablar de refugiados o desplazados, pero nunca de nómadas y si aceptamos las hipótesis de las supuestas migraciones de indios hacia Persia a partir del siglo III, las causas, al parecer, fueron económicas y en ese caso serían emigrantes. En cuanto a la diáspora a partir del siglo XV, desde el este hacia el centro y el sur de Europa, tampoco se debería relacionar con el nomadismo ya que los grupos de protogitanos que procedían de los Balcanes, al parecer, escapaban de la esclavitud, mientras que los que dijeron que venían de la zona denominada Pequeño Egipto Menor y Grecia lo hicieron para escapar de los conflictos bélicos. De hecho, existe constancia documental de que en los territorios griegos hubo asentamientos gitanos como el de la isla de Corfú —debió iniciarse antes de 1386, fecha en que la ciudad cayó en manos de los venecianos— llamado Feudum Acinganorum (Baronía de los cíngaros) que permaneció hasta el siglo XIX. Asimismo, las crónicas de viajeros como Bernard von Breydenbach, Alexander, conde palatino del Rin, Stefan von Gamperberg, Arnold von Harff o Dietrich von Schlachten, describieron cerca de Modon (actual Methoni) a finales del siglo XV, un poblado de entre 100 y 300 cabañas donde habitaban gitanos y en 1519 Ludwing Tsuchi, que pasó por Modon, informó que todavía había unas treinta cabañas gitanas. El descenso según Vaux de Folieter se debió a la captura de Modon por los turcos en 1500.

La movilidad una vez llegaron al territorio europeo, tampoco se debería relacionar con el nomadismo, sino con el peregrinaje, una estrategia que les permitió obtener permisos de tránsito y ayuda económica. Probablemente buscar un lugar donde asentarse para vivir en paz fuese el verdadero motivo. Se dispone de documentación que desde la llegada de los peregrinos y hasta que se dictaron las leyes antigitanas, cuando un grupo de gitanos fijaba su campamento en las afueras de alguna población, prestos las autoridades y vecinos del lugar les expulsaban o les pagaban para que se fueran e incluso llegaron a prohibirles la entrada en varias poblaciones, como los casos de Castellón en 1484, Villarreal entre 1495 y 1543 o los de Mirambel en 1480 y 1491. Práctica de la que no estuvieron exentos en otras poblaciones de España y Europa. No obstante, las diferentes actualizaciones del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) han presentando a los gitanos como un pueblo nómada, a pesar de que los estudios lo cuestionan. El Secretariado General Gitano afirmó en 1978 que el nomadismo en los gitanos españoles no llegaba al 5%; en 2014 el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, también informó, refiriéndose a los gitanos: “prevalece su asentamiento estable y prolongado en áreas urbanas” una tendencia consolidada desde la década de los años cincuenta del siglo XX.

Asociado al nomadismo o vida errante de los gitanos está el mantra de que en ninguna parte tienen domicilio. Se debería distinguir entre el avecindamiento y el asentamiento, ya que en los documentos solamente se registró a los avecindados. No obstante, hubo muchas familias gitanas pernoctando en campamentos a extramuros de las poblaciones con la aquiescencia de las propias justicias locales. Los registros de vecinos de 1748, previo a la Prisión General de Gitanos de 1749, desvelaron que había 984 familias avecindadas (más de 4.000 gitanos) en 83 de las 102 poblaciones españolas donde permitió el Consejo Supremo de Castilla el avecindamiento a gitanos; en 1788, según el Consejo, había censados en España sobre 12.800 gitanos; en 1978 su número ascendía a 208.344 y en la actualidad entre 750.000 y 1.000.000 de gitanos.

«…la vagancia atribuida a todos los gitanos se contradice desde 1611 y, aunque los datos actuales arrojan un 52% de desempleo, debe ser asociado, entre otros factores, a la escasa formación tanto académica como profesional, además del antigitanismo».

Por tanto, el nomadismo no queda claro que fuera per sé, habría que considerar desde estrategias de supervivencia a la emigración forzada cuando eran expulsados de las poblaciones.

En cuanto a que, todos los gitanos son vagos, hemos podido comprobar como las autoridades fueron reglando el acceso a los oficios de manera que no significaran una competencia para los gremios. El Auto Acordado de 15 de octubre de 1611 prohibió a los gitanos ejercer los oficios salvo los relacionados con la agricultura. Por consiguiente, la vagancia atribuida a todos los gitanos se contradice desde 1611 y, aunque los datos actuales arrojan un 52% de desempleo, debe ser asociado, entre otros factores, a la escasa formación tanto académica como profesional, además del antigitanismo.

Seguramente hubo delincuentes, pero no olvidemos, como reconocía en 1783 la Sala del Crimen de Valencia que “no pocas veces habían servido de ‘capa y salvoconducto’ a salteadores y bandidos, achacándoles sus delitos”. Asimismo, los magistrados aragoneses reconocieron que los gitanos raramente cometían delitos, y los magistrados catalanes consideraron que los gitanos no eran gentes que se dedicaran al contrabando, a asaltar los caminos, al asesinato ni a cometer graves delitos, solamente reconocieron pequeños hurtos de comestibles.

«…gran parte de la sociedad española ve a todos los gitanos de la misma manera, prueba de ello es el Diccionario de la Real Academia Española que en la vigesimosegunda edición publicada en 2001, para el término GITANO/NA la acepción cuarta relaciona a todos los gitanos con la falsedad y el embuste, al afirmar “Que estafa u obra con engaño».

El Pueblo gitano ha mantenido una uniformidad étnica conceptualmente construida frente al payo, pero ello no significa, como ha reivindicado Teresa San Román, “ni homogeneidad cultural ni aún menos unificación política y estructuras relacionales que afecten a toda la población”. Se debe asumir que la cultura es algo que se aprende. Sin embargo, insisto en esta cuestión, gran parte de la sociedad española, ve a todos los gitanos de la misma manera, prueba de ello es el Diccionario de la Real Academia Española que en la vigesimosegunda edición publicada en 2001, para el término GITANO/NA la acepción cuarta relaciona a todos los gitanos con la falsedad y el embuste, al afirmar “Que estafa u obra con engaño”.

En el año 2004, la Fundación Secretariado Gitano puso en marcha una Campaña de sensibilización social titulada: “Conócelos antes de juzgarlos”.

Pasados diez años, el 16 de octubre de 2014, la RAE publicó la vigesimotercera edición del Diccionario de la Lengua Española (DEL) señalando en el Preámbulo, en referencia al uso ofensivo que puedan tener la definición de algunos términos, exculpa a la RAE y responsabiliza a la sociedad española declarando que: “la lengua refleja creencias y percepciones que han estado y en alguna medida siguen estando presentes en la colectividad. Naturalmente, al plasmarlas en un diccionario el lexicógrafo está haciendo un ejercicio de veracidad, está reflejando usos lingüísticos efectivos, pero ni está incitando a nadie a ninguna descalificación ni presta su aquiescencia a las creencias o percepciones correspondientes”, aunque también añade que “la realidad cambia o deja de hacerlo en función de sus propios condicionamientos y de su interna dinámica; cuando cambia, se va modificando también, a su propio ritmo, la lengua que es reflejo de ella; y es finalmente el diccionario —en la culminación del proceso, no como su desencadenante— el que en su debido momento ha de reflejar tales cambios”.

En esta edición la definición GITANO/NA se muestra con ocho acepciones que, en general, fueron muy parecidas a las de las ediciones anteriores excepto la quinta que provocó la movilización de las Asociaciones gitanas, la palabra en cuestión fue la de TRAPACERO/RA, que en su acepción primera dice: Que emplea trapazas y en la segunda: Que con astucias, falsedades y mentiras procura engañar a alguien en un asunto. Es decir, el nuevo término significaba lo mismo que la definición de la edición anterior.

A las reclamaciones de las Asociaciones Gitanas se sumó el Defensor del Pueblo, en aquellas fechas Soledad Becerril, que en el informe anual de 2013 ya había solicitado que se eliminaran las acepciones de la vigesimosegunda edición del DRAE que relacionaron a los gitanos con el ‘engaño’.

«Sin embargo, la actual definición, a pesar de su modificación, generaliza, perjudica y da pábulo al antigitanismo. Es por eso, que por otro lado se tiene que plasmar en el Diccionario la VERDAD y para ello, lo primero que debe saber y tener en cuenta la sociedad española es que, aunque los gitanos comparten rasgos culturales, el perfil de la población española gitana es heterogéneo y diverso y con toda seguridad entre los gitanos españoles hay TRAPACEROS/AS, pero también es VERDAD que la gran mayoría de gitanos y gitanas españoles son tan honestos como lo puedan ser los lexicógrafos…».

Las quejas y protestas de los gitanos con la campaña “Yo no soy Trapacero”; la Carta del Ayuntamiento de Madrid a la RAE el 25 de abril de 2015 y las Recomendaciones del Defensor del Pueblo de 27 de mayo de 2015 no pudieron eliminar el término del DLE, pero, a raíz de las mismas, en octubre de 2015, la RAE añadió en la versión electrónica del Diccionario una nota de uso que advierte del significado ‘ofensivo o discriminatorio’ de las acepciones ‘trapacero’ y ‘trapacería’ para definir las palabras ‘gitano’ y ‘gitanada’.

En efecto, como informa la RAE, en el preámbulo de la 23ª, el lexicógrafo realiza un ‘ejercicio de veracidad’, prueba evidente es que después de más de una década las Cortes Generales, —órgano que representa a todos los españoles— no se ha pronunciado al respecto. No obstante, ese ‘ejercicio de veracidad’ supone la creencia (verdad particular) de lo que son los gitanos para una parte mayoritaria, si se quiere de la sociedad española, pero nunca la Verdad.

La Verdad a la que se refirió Antonio Machado en mayúscula en el poema LXXXIX de las Nuevas canciones, publicadas en 1924, es la Verdad absoluta y esta no la ha plasmado el lexicógrafo en ninguna de las 24 ediciones (contando el Diccionario de Autoridades de 1734) del Diccionario de la Real Academia Española. El poeta español escribió al respecto:

¿Tu verdad? No, la Verdad,
y ven a buscarla.
La tuya, guárdatela
”.

«Felipe VI, al igual que lo hizo el gobierno el año anterior, denuncia rechazos, discriminaciones y estereotipos negativos a los que siguen estando sometidos todos los gitanos y, además, por primera vez un rey de España les ha llamado ‘compatriotas’. Algo está cambiando ¿No?».

Este año se han cumplido seis siglos de la llegada de los gitanos y algunas cosas han cambiado desde que la RAE añadió al término TRAPACERO/A, “Usado como ofensivo o discriminatorio” en octubre de 2015; a modo de ejemplo, el 26 de mayo de 2022 el Pleno del Congreso aprobó, solo con la abstención de Vox, una reforma del Código Penal para castigar, entre uno y cuatro años de cárcel el antigitanismo, la iniciativa se incluyó dentro de la proposición de Ley integral para la igualdad de trato y la no discriminación, conocida como ‘Ley Zerolo’; también tuvo y sigue teniendo mucha relevancia La Estrategia Nacional para la Inclusión de la Población Gitana en España 2012-2020 y La Estrategia Nacional para la Igualdad, Inclusión y Participación del Pueblo Gitano 2021-2030 —continuación de la anterior Estrategia— siguiendo ambas las directrices establecidas en el Marco Estratégico Europeo y la nueva normativa de los Fondos Europeos (FE) 2021-2027 que, en líneas generales, proponen combatir la discriminación con base étnica en todos los ámbitos socioeconómicos. El 8 de abril de 2024 el ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy, durante el acto para conmemorar el Día Internacional del Pueblo Gitano, pidió perdón en nombre del gobierno por la violencia y la discriminación que ha sufrido y sufre aún hoy en día la etnia gitana y anunció la creación de una comisión encargada de elaborar un informe con medidas para aplicar los principios de verdad, justicia y reparación; asimismo, no debe quedar en una cuestión baladí el discurso que dirigió a los españoles, el 28 de febrero de 2025, el Rey Felipe VI por motivo del 600 aniversario de la llegada de los gitanos a la Corona de Aragón:

«El 8 de abril de 2024 el ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy, durante el acto para conmemorar el Día Internacional del Pueblo Gitano, pidió perdón en nombre del gobierno por la violencia y la discriminación que ha sufrido y sufre aún hoy en día la etnia gitana y anunció la creación de una comisión encargada de elaborar un informe con medidas para aplicar los principios de verdad, justicia y reparación…».

“Seiscientos años después, la historia de los gitanos en España es aún la gran desconocida. Una Historia muchas veces de persecución y resistencia que duró hasta que nuestra Constitución actual dotó a todos los ciudadanos españoles de iguales derechos y deberes y aún hoy las cifras revelan rechazos, discriminaciones y estereotipos negativos que muchos compatriotas gitanos siguen sufriendo. Por esto, este 2025 conviene a recordar que la historia de España también está construida junto a la identidad del Pueblo Gitano; un Pueblo solidario y orgulloso de sus raíces siempre dispuesto a aportar; un Pueblo de paz, arte y cultura que forma parte de nuestro ser como nación. (…) Compartimos este año con un mensaje de gratitud a las personas gitanas de España con las que nos une un pasado común y con quienes construimos hoy un presente y futuro de respeto y comprensión mutuos”.

Felipe VI, al igual que lo hizo el gobierno el año anterior, denuncia rechazos, discriminaciones y estereotipos negativos a los que siguen estando sometidos todos los gitanos y, además, por primera vez un rey de España les ha llamado ‘compatriotas’. Algo está cambiando ¿No?

«…es hora de que el lexicógrafo también haga ‘ejercicio de veracidad’ de la VERDAD al plasmar la descripción de GITANO en el Diccionario de la Lengua Española».

Por tanto, es tiempo de que la Casa Docta haga un doble ‘ejercicio de veracidad’ para la definición de GITANO, por un lado mantener la actual descripción que, aunque nos consta que esa no es la intención de la RAE ya que, tal como aclara en el preámbulo de la 23ª edición del Diccionario de la Lengua Española, el lexicógrafo solamente refleja los “usos lingüísticos efectivos, pero ni está incitando a nadie a ninguna descalificación ni presta su aquiescencia a las creencias o percepciones correspondientes.”. Sin embargo, la actual definición, a pesar de su modificación, generaliza, perjudica y da pábulo al antigitanismo. Es por eso, que por otro lado se tiene que plasmar en el Diccionario la VERDAD y para ello, lo primero que debe saber y tener en cuenta la sociedad española es que, aunque los gitanos comparten rasgos culturales, el perfil de la población española gitana es heterogéneo y diverso y con toda seguridad entre los gitanos españoles hay TRAPACEROS/AS, pero también es VERDAD que la gran mayoría de gitanos y gitanas españoles son tan honestos como lo puedan ser los lexicógrafos que en un ‘ejercicio de veracidad’ escriben solamente la verdad particular de una parte de la sociedad española. Insisto, es hora de que el lexicógrafo también haga ‘ejercicio de veracidad’ de la VERDAD al plasmar la descripción de GITANO en el Diccionario de la Lengua Española.